La conversación con los hermanos Felipe y Ricardo Mejía Velásquez en representación de su familia continuaba amablemente. Conocí que su abuela Sofía Aristizábal de Velásquez fue la dueña del predio, ubicado en inmediaciones de la glorieta del aeropuerto José María Córdova donde actualmente se encuentran una de las sedes del Restaurante “Rancherito” de la señora Nora Alzate y su familia, y la Casa de Banquetes “Los Magnolios» de propiedad del Director de Planeación de Antioquia.
La señora Aristizábal de Velásquez dividió el predio para sus cuatro hijos herederos, quienes posteriormente vendieron a terceras personas entre las que se cuentan los esposos Alzate Montoya que compraron de a lote de manera independiente, sin contar, además, la compra de la franja de tierra donde funciona el parqueadero “El Túnel”, también de propiedad del Director de Planeación Departamental.
Con la esposa de Montoya, propietaria del Restaurante “Rancherito” no existe ninguna clase de problema o inconveniente, aseguran los denunciantes. El conflicto es de manera directa con Carlos Mario, quien, según los Mejía Velásquez, tiene un genotipo como de otro mundo.
Los encontrones entre los Mejía y Montoya se presentan a raíz del alto volumen y bulla que se genera cuando hay eventos en “Los Magnolios” que regularmente entre jueves y domingo cuenta con horario extendido hasta las 4:00 de la madrugada, situación que propicia malestares en el vecindario puesto que la zona no solamente es comercial, sino también residencial.
Los Mejía también denunciaron que Carlos Mario Montoya convirtió la servidumbre o camino privado en vía pública, con el fin de que los clientes puedan acceder tanto al “Rancherito” como a los “Los Magnolios”.
Otro de los reclamos tiene que ver con que Carlos Mario Montoya Serna, quien en su momento sonó para ser el reemplazo de Claudia Restrepo en el Metro de Medellín, se comió un metro aproximadamente de los linderos para sumarle terreno al lote de “Los Magnolios” que hace parte de la zona común de la servidumbre utilizada por el vecindario.
El argumento, dicen los Mejía, se evidencia en la ubicación del poste de energía que no se encuentra en el límite del predio, sino en el interior de la propiedad donde se encuentra la casa de banquetes.
Además, y lo más grave, es que los Mejía Velásquez afirmaron que la Casa de Banquetes “Los Magnolios” se construyó sin la respectiva licencia expedida por parte de la Dirección de Planeación del Municipio de Rionegro.
La licencia de construcción para esa obra, la solicitó Montoya el 24 de julio de 2014 pero no la entregaron por la falta de documentación para la obra. Los Mejía Velásquez, mamados de la bullaranga de ese negocio, una vez comprobaron que “Los Magnolios” no tenía dicha licencia solicitaron al Inspector Principal de Rionegro su sellamiento pero no fue posible.
Al 16 de junio de 2016, “Los Magnolios” carecía de licencia de construcción y por obvias razones también de licencia de funcionamiento. Seis días antes, el 10 de junio los Mejía Velásquez visitaron nuevamente una de las inspecciones de Rionegro para solicitar el cerramiento del negocio pero tampoco se pudo porque el abogado, apoderado de Carlos Mario solicitó 30 días más de tiempo acusando que ya tenían la documentación.
Pero el gran reparo se presentó al día siguiente, 11 de junio a las 5:00 de la tarde aproximadamente. Carlos Mario Montoya, un muchacho joven e inteligente y con aspiraciones políticas a grito herido se hizo sentir en el vecindario: “A la hijueputa prefiero gastarme la plata en abogados que solucionar este hijueputa problema, váyanse para la puta mierda”.
Por esa manifestación de afecto se nota que a Carlos Mario no le interesan los votos del oriente de Antioquia. Sin embargo es entendible que esa es otra rara forma de hacer política…
Después de esa evidente manifestación de afecto con sus vecinos Mejía Velásquez, Montoya, envió a un joven bien parecido a tomar unas anotaciones. Dos lecturas tienen esa situación. El abogado de ese pleito dijo que era para anotar los decibeles desde ese punto, pero otra lectura es la sensación de querer amedrentar a los vecinos que le reclaman compostura al Director de Planeación de Antioquia.
Lo cierto es que a la conciliación que se realizó el pasado fin de semana en una inspección de Rionegro, no aparecieron, ni el abogado ni Carlos Mario para aclarar esta historia de comadres y vecindario.
Lo que se supo es que el abogado del Director de Planeación Departamental se comunicó con los Mejía Velásquez con la intención de aclarar y manejar el bochinche en voz baja y por debajo de la mesa.