Pensamos que el fenómeno Uribe en su reelección sería la excepción con las múltiples volteretas en las que incurrieron miembros de distintas colectividades. Sin embargo, con las elecciones que se avecinan el panorama no ha cambiado mucho.
Ya no sabemos si el concejal Mauricio Tobón Franco tiene pensamiento indígena, uribista o liberal. En todos estos movimientos ha participado en menos de cuatro años.
El diputado Gabriel Gómez Ochoa ahora volvió al liberalismo, después de echarse de enemigos a los rojos cuando decidió seguirle los pasos al fallecido senador Luis Guillermo Vélez Trujillo con la “U”. Los también diputados Rodrigo Mesa Cadavid y Luis Eduardo Álvarez Vera abandonaron en su momento Colombia Viva y su orientador en Antioquia, José Ignacio Mesa Betancur fue el primero en tirarse del barco e irse para Cambio Radical.
Ahora los movimientos valen más que las personas. Es lo que pretende la Reforma Política. Pero dónde quedó el respeto por los candidatos y sus ideas.
Es más importante el aval que el aspirante. Carlos Ignacio Cuervo Valencia tuvo que buscar a última hora el aval de las Autoridades Indígenas de Colombia; Sergio Naranjo Pérez, el de Verde Opción Centro (movimiento que no pudo conseguir curul en la Cámara con Augusto Osorno), mientras que Luis Pérez Gutiérrez, Luis Alfredo Ramos Botero, y Eugenio Prieto Soto fueron más hábiles y hablan de candidaturas pluripartidistas, para no enredarse la vida y beber de todas las fuentes.
La situación es tan compleja, que los codirectores de la Dirección Liberal de Medellín evitaron que los candidatos a concejo por la colectividad firmaran un acta juramentada para que apoyaran a los candidatos oficiales a Alcaldía y Gobernación. Sabían que eso era imposible de llevarse a cabo. Y el presidente de la Dirección Departamental, Luis Fernando Duque García, lo hizo para darles los avales a los aspirantes a Asamblea y el primero en romper la regla, sin ningún problema, fue el diputado César Pérez García quien dijo abiertamente que apoyaría a Luis Alfredo Ramos Botero a la Gobernación.
A la hora de avales y respeto de grupos políticos todas las normas se violan. Finalmente se imponen los intereses personales. Por eso no es raro que varios liberales estén con los uribistas y viceversa. Pocos están mirando con detenimiento la Ley de Bancadas o la Reforma Política. Aquí lo que hay es un juego de intereses donde cada quien hace lo que más le convenga y punto.
Por ello la clase dirigente continúa perdiendo credibilidad, porque el común de la gente no entiende aún a los “transexuales” de la política como en su momento los llamó el representante a la cámara Omar Flórez Vélez.
Si el respeto no comienza por casa, va a ser muy difícil que los políticos se reivindiquen ante la sociedad.
Punto Final:Ojalá los conservadores no le volteen la hoja a Gabriel Jaime Rico a última hora, porque el muchacho se la está jugando toda.
Las ironías de la vida…el candidato Fajardista está acudiendo a los medios de comunicación locales para su campaña, y les están abriendo las puertas, pese a que el Alcalde tuvo un trato displicente con ellos. Lección de humildad de los colegas. Buena esa!