jueves, septiembre 19, 2024

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TIRO AL BLANCO N° 251

Los integrantes de Centro Democrático que fueron elegidos para integrar el Congreso el pasado 9 de marzo están de pelo parado por la propuesta que hicieran algunos integrantes de las directivas del movimiento uribista.
La principal preocupación de CD es la falta de dinero y de estrategias para conseguir los recursos, con el fin de financiar las actividades que el movimiento continuará realizando en las diferentes zonas del país después de las elecciones presidenciales de mayo o junio, si hay segunda vuelta.    
Pues como los árboles de billetes de cincuenta mil se extinguieron, a uno de los seudos intelectuales del CD le dio por proponer echarle mano a lo más seguro. La propuesta que tiene a la mayoría de los senadores y representantes a la cámara bastante incómodos tiene que ver con que los electos congresistas comprometan hasta el 50% del monto anual que se les asigna para la administración de sus respectivas Unidades de Trabajo Legislativo, UTL.
Cada congresista colombiano tiene, además de su salario, un aporte de unos mal contados $360’000.000 (trescientos sesenta millones de pesos) al año con los que debe cubrir los gastos de nómina de su UTL entre los que se cuentan secretaria, abogados, comunicadores, conductor y demás asesores que el parlamentario necesite.
En el caso de aprobarse la propuesta, a cada congresista de Centro Democrático se le  disminuiría el presupuesto a unos $180’000.000 (ciento ochenta millones de pesos) al año aproximadamente con el agravante que las directivas del movimiento pretenden exigirle a los nuevos senadores y representantes buenos resultados y óptima gestión en cada legislatura.
Desacierto para el mismo movimiento de Uribe es que a los primíparos del CD los vacunen de entrada con el recorte del presupuesto que necesitan para que sus unidades funcionen a media caña. Total desacierto de sus directivas cortarle las alitas a estos nuevos “pichones” que desde el 20 de julio tendrán que afrontar la planadora del oficialismo desde el poder legislativo…
Que querría decir el posible aspirante a la Alcaldía de Medellín, Federico Gutiérrez con la respuesta que le ofreció al especial que publicó el pasado domingo la Revista Semana –ANTIOQUIA, GENTE 1A-.
En el especial patrocinado por todas las entidades del gobierno municipal, algunas curadurías y las empresas que integran el Grupo Empresarial Antioqueño se publicaron publirreportajes sobre lo mejor de lo mejor de la ciudad de la eterna primavera.
En el artículo RETRATOS DE ANTIOQUIA, en el que entrevistaron a Federico Gutiérrez le preguntaron: -¿Qué es lo mejor y lo peor de Aníbal Gaviria?Y responde: Él como persona, y su familia. Creo que Medellín necesita mayor liderazgo frente a temas como la seguridad. No ha sido un acierto la burocratización de la ciudad en otros temas y se tiene que desprender de algunas malas compañías. ¡Plop!
De otro lado, bastante incómodos se encuentran algunos concejales de la ciudad debido a que en –ANTIOQUIA, GENTE 1A- no aparece ni por equivocación referencia alguna a los aportes que ha hecho el Concejo de Medellín al desarrollo de la ciudad.

Aunque la mayoría de los diputados de Antioquia tienen las rodillas reventadas por las permanentes genuflexiones y reverencias que le hacen al mandatario seccional, todavía hay luz al final del túnel.
Los corporados Adolfo León Palacio y Jorge Gómez se resisten a esconder las presuntas irregularidades que se vienen presentando tanto en el área de comunicaciones como en el Canal Regional Teleantioquia. Ambos diputados citaron al recinto de la Asamblea a la gerente del canal Clara Marcela Mejía y al director de Comunicaciones, uno de los mejores humoristas del país y licenciado en educación, Sergio Valencia.
A Mejía en el debate le fue mal, pero no tan mal como a Valencia. Palacio y Gómez, instaurarán una denuncia ante los organismos de control por la tercerización en la contratación del canal. Además, responsabilizan a Mejía por la manera presuntamente irregular en que se extralimitó en la solicitud de requerimientos para evitar contratar la Cooperativa Setelgroup por la que se vinculaban de manera temporal los empleados que producen de manera permanente el noticiero institucional de Sergio Fajardo.
Las preocupaciones por la difícil situación financiera de Teleantioquia como la caída del rating no son un secreto en el departamento. Pero la realidad sea dicha, su déficit es por causa de la pésima gestión de Selene Botero, quien como de costumbre se tira del barco cuando se está hundiendo, y ahora Mejía, ayuda al naufragio…
Sergio Valencia, como director de la Oficina de Comunicaciones de -ANTIOQUIA LA MÁS EDUCADA- es un excelente humorista. Es un tipo agraciado de ojos saltones, sin afeitar, muy divertido, personalmente gozo viéndolo y hasta lo extraño en su papel de –MARUJA- que bien lo hacía, pero de eso no queda nada, sólo las grabaciones…
Pues a este buen humorista, no le quedó tiempo para revisar la ortografía del informe que presentó en el recinto de la Asamblea Departamental y que le corrigió Adolfo León Palacio para que después Jorge Gómez le diera con la sombrilla y lo calificara de pendenciero y maltratador, eso hace parte del circo.
Lo preocupante sobre la Oficina de Comunicaciones es que, según Gómez, se evidenció que a pesar de la cuantiosa inversión, que pasó de $6.800’000.000 (seis mil ochocientos millones de pesos) presupuestados a $19.800’000.000 (diecinueve mil ochocientos millones de pesos) ejecutados en el año 2013 no existe un impacto efectivo en la conciencia ciudadana objetivo de las campañas frente al delito, la ilegalidad y el manejo de la salud. Tampoco, dice el diputado del Polo, quedaron claros cuáles y con qué criterios se distribuye la pauta publicitaria.
El debate sobre Comunicaciones y Teleantioquia iba tranquilo hasta que habló el diputado Rodrigo Mesa quien por hacerla bien, siempre la hace mal. Mesa, el del bollo chocoano, quien además como Sergio Valencia dice que es periodista y hasta en su derecho están, replicó en el micrófono: -doctor Valencia, no golpee tanto a la pobreza-La pobreza estaba ubicada a la derecha del padre, es decir, del presidente de la Asamblea, donde nos ubicamos todos los periodistas que, como yo, de vez en cuando vamos a la Duma.
Rodrigo Mesa de buena fe, quería persuadir al director de comunicaciones de Fajardo para que en vez de invertir los grandes presupuestos publicitarios en los medios de comunicación en Bogotá, saque un poquitín para “colaborarle” a los medios pobres, mal llamados alternativos de la región.
Como todo un pobre, junto a los pobres, escuché semejante afirmación. Tuve un infarto al miocardio, pero en segundos sentí a Dios posarse en mí para evitar que mi alma saliera.
Respiré nuevamente para seguir escuchando la delicada argumentación. Finalmente para Rodrigo Mesa los periodistas, los seudos, los egresados de la corte, los universitarios y los técnicos de grabadora quedamos debiendo porque somos muy desorganizados, como le parece, ¡ah! Todo es culpa del desorden…
Personalmente me parece vergonzosa la mediocre defensa que hizo el diputado Rodrigo Mesa de algunos periodistas, si se tiene en cuenta que ni el mismo político sabe ni entiende qué está defendiendo ni qué es este oficio o profesión.
Hacer periodismo, es publicar lo que un grupo minoritario, especialmente los que están en el poder, no quiere que se publique, así no mas… De ahí hacia adelante se hace relaciones públicas, alianzas estratégicas y publirreportajes, prioritarios para que este “negocio” prospere…
Lo que pasa, queridos amigos, es que muchos hacen más de lo otro que periodismo, es verdad, y en ese punto es en el que, personalmente, se tienen reparos. Cuando un periodista, el que sea, se dedica solamente a realizar relaciones públicas, alianzas estratégicas y publirreportajes se convierte automáticamente en una rata, lagarto y un empalagoso pato como los que combate Diego Corrales, así quepa él mismo en esa franja…
Los procesos de comercialización son imprescindibles para garantizar la sostenibilidad tanto de los espacios periodísticos como de quien los produce, pero sin dejar al lado uno de los objetivos importantes de este oficio: publicar lo que un grupo minoritario, especialmente los que están en el poder, no quiere que se publique.
Admitir la defensa del dotor Mesa, que nos mete a todos en la misma canasta es atrevido. Con todo respeto dotor Mesa, a mi no me defienda, yo soy muy pobre, pero pobre es pobre, pero muy rico en vitamina, salud, con energía en el vigor y con una mente sana que aporta por lo menos la inteligencia para diseñar una estrategia diferente, con el fin de cautivar potenciales clientes para que inviertan su dinero en un medio de comunicación decente y evitar de una vez por todas las buenas intenciones de los políticos que gestionan una simbólica “colaboración” del Estado…  
Estimada doctora Francis: Acudo a usted para solicitar su consejo ante una situación muy seria. Me llamo Francisco. Tengo novia formal, a quien amo honestamente y con la que pretendo casarme un día. Mi problema es el siguiente:
Mi padre escapo de una cárcel muy violenta en una población de la periferia. Él conoció a mi madre en una casa de prostitución y logró sacarla de esa vida. Ahora, ella tiene su propio prostíbulo con más de cincuenta mujeres y hombres, situación que la ha llevado a que no tenga que ejercer ese oficio, aunque de vez en cuando lo hace dizque para mantenerse en “forma”, dice ella.
Tengo tres hermanos y dos hermanas. El mayor es congresista, el segundo es sicario con 24 cabezas cortadas en su haber. Mi hermano menor salió del armario hace unos años, es una linda travesti y trabaja en un club alquilando su cuerpo al mejor postor.
Mi hermana mayor acaba de casarse con su novia y tiene su propia empresa vendiendo piezas de vehículos robados. La menor trabaja con mi mamá aprendiendo el oficio desde abajo. Mi pregunta es la siguiente: ¿Cree usted apropiado que le cuente a mi novia que tengo un hermano congresista?… (Fuente: la nube)
El último día de marzo nos levantamos con la noticia de los malos resultados de la educación colombiana en las pruebas PISA 2012.
Las pruebas PISA son un estudio comparativo de la educación, creado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que tiene como propósito principal evaluar en qué medida los jóvenes de 15 años de edad han adquirido los conocimientos y habilidades esenciales para su participación en la sociedad y que se realizan cada tres años en tres componentes básicos: matemáticas, lectura y ciencias.
Los malos resultados han generado un debate que ha girado en torno a lo pertinente de haber participado en dicha medición y en las propuestas que se deben adelantar para mejorar el nivel educativo colombiano en relación con el internacional: más dinero para la educación, exigencia del mejoramiento académico de las facultades de educación, exigencia y financiación de cualificación docente, ampliación de la jornada escolar a una de ocho horas que allane el terreno de los educandos al mercado laboral, políticas serias educativas con énfasis en primera infancia y en fin  cualquier número de alternativas que a los expertos del tema que nunca han pasado por un aula de clase como educadores de adolescentes se les ocurra.
Sin lugar a dudas, todas las razones esgrimidas y las propuestas expuestas hacen parte del problema y la solución, pero la realidad  es otra y trasciende el ámbito educativo. La educación colombiana es la generada por y para una sociedad en crisis, en la que ningún piñón del engranaje ha encajado de manera correcta, algo así como un motor al que se le colocan repuestos genéricos, que funciona pero que falla constantemente. La educación colombiana completamente acorde a esta sociedad sigue perpetuando ese modelo excluyente, y no hablo de ricos y pobres, hablo de dominantes y dominados.
A nuestra cultura, occidental ella, encantada con la división y la escisión a la que se le dificulta ver el mundo de manera holística, le pregunto, ¿Qué parte del sistema colombiano funciona bien? El componente judicial hace agua cada que se le somete a estudios, el político es un completo fraude, el financiero sólo sirve para mantener la desigualdad y exclusión, el de seguridad social no genera más que incertidumbre e intranquilidad… y una larga lista de etcéteras completan nuestro triste panorama que se resume en una sociedad que carece de un proyecto común de nación.
No podemos pretender que nuestra educación, evaluada en sí misma o comparada con otras del mundo, arroje resultados diferentes, cuando nuestra sociedad, abrumada en miedos, exclusiones y corrupción, es incapaz de generar dinámicas de salud social, piénsese por ejemplo en los niveles de discriminación en un mundo que cada día valora más la diferencia, sin embargo, en Colombia se agranda la brecha: ante la demanda por un matrimonio igualitario para personas del mismo sexo, tanto la Corte Constitucional, como el Congreso se lavaron las manos, dejando el asunto al libre albedrío de los notarios y quedando como la voz más oficial la del monseñor Ordoñez, sin embargo es la misma Corte la que en sentencia le ordena a una Institución Educativa oficial de Medellín que permita la asistencia de un estudiante de sexo masculino con uniforme de mujer, sometiéndolo al escarnio social, pues nuestra sociedad evidentemente no respeta la diferencia y por el contrario la apabulla. Que educación podemos pedir en un país en el  que las personas son asesinadas por robarles un celular y peor, que haya quienes compren ese celular; una sociedad en que por venganza se ha generalizado la práctica de quemar hombres y mujeres con ácido para que quede un recuerdo vitalicio del atacante, hacemos parte de la lista de países con un complejo nivel de corrupción, y según informe pasado por Pirri en la noche del 6 de abril, hay un alto índice de mortandad infantil en el departamento de la Guajira por culpa de la sed y el hambre. En ese desolador paisaje pensar que la educación está en crisis es no querer asumir una realidad que campea: nuestra sociedad no funciona y es esta la conclusión de la que debemos partir para intentar mejorar. El propósito no debe ser el seguir reparando partes, el propósito debe ser el generar un cambio en todas las estructuras sociales que nos posibiliten el caminar por un sendero más seguro,  tranquilo y eso sí común a todos los colombianos, sin exclusiones de ninguna clase, sin discriminaciones raciales, sociales o de género, o de nada.
De izquierda a derecha: Adolfo Ospina, concejal Miguel Quintero, Rubén Benjumea, León Vallejo, Cesar Duque, Camilo Grajales
En el programa Punto de Vista Radio Nº 61 del pasado sábado 5 de abril por Ondas de la Montaña 1350 AM entre las 12:00 y 1:00 de la tarde tuvimos como invitados al concejal de Medellín, Miguel Andrés quintero y al delegado de ADIDA León Vallejo para hablar sobre la calidad de la educación tras conocerse los resultados de las pruebas PISA.
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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.