Debido a los excelentes réditos electoreros que obtuvo el actual gobernador de Antioquia Sergio Fajardo Valderrama, emérito hijo de don Raúl Fajardo, impoluto empresario constructor de la ciudad, las campañas políticas en Medellín han convertido la educación como el ideal caballito (de palo) de batalla, y nosotros lo compramos como baratija de las más ordinarias.
La política educativa de la ciudad ha sido un absoluto fracaso en los últimos doce años, aunque la responsabilidad no sólo es del gobierno local sino, y quizás mayor aún, del Nacional, limitándola a un asunto completamente de cobertura (componente importante pero no primordial del proceso educativo de una nación). Sólo Para recordar el último gran salto que favoreció la educación en Medellín fue la implementación de las aulas virtuales en todas y cada una de las escuelas del Municipio, ejercicio realizado en la alcaldía de Luis Pérez.
Bajo la perspectiva de la cobertura, Fajardo ha hecho su agosto. Por un lado, nada más preciado para los aportantes a una campaña electoral que las obras civiles, y por el otro, la política colombiana, grande ella en verborrea y engaño, se aprovecha de los electores en cuanto sólo recordamos a los mandatarios por las monumentales construcciones que hagan y no por su pertinencia y eficiencia en lo pretendido con ellas. Así y entiéndase más como publicidad política no pagada, las grandes obras de los últimos gobiernos locales, básicamente enormes edificios educativos e intercambios viales o puentes vehiculares, no han sido evaluados en su eficiencia a la hora de solucionar el problema para el cual fueron construidos: “ahí está, grande él, ejemplo de la pujanza de la raza paisa”.
Algo similar sucede con la educación, millones y millones de pesos son invertidos para mejorar la “calidad”, sin embargo según las mediciones hechas bajo los distintos instrumentos internacionales creados para el fin, ha sido dinero arrojado a la basura, pues a nivel nacional la ecuación inversión-“calidad” no cuadra.
El autor de “…la más educada”, sabe que sus esfuerzos no lograron el propósito fachada, pero sí el verdadero: réditos electoreros, y esto lo han captado muy bien los demás candidatos que apuestan a seguir alimentado el cliché para ocupar el tan anhelado cargo.
Hoy con el embeleco generado por la yupi Ministra de Educación, que ha creado una ecuación similar a la de Fajardo, y que igualmente será un fracaso total, permanencia+(almuerzo)= calidad de la educación, las propuestas apuntan a la implementación de la jornada única en las escuelas públicas de Medellín.
Es así como seguimos los electores colombianos eligiendo a los mismos, creo ya no engañados en nuestra buena fe, sino resignados en nuestro dolor.