jueves, diciembre 26, 2024

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SE ACABÓ EL PASEÍTO

karlmartLa arremetida de la derecha Latinoamericana contra la izquierda del continente no tiene precedente en la historia de este costado del planeta.

Primero Maduro, luego Kirchner y ahora Lula en el ámbito internacional y en el de la comarca lo sucedido con Petro, demuestra que ya fue suficiente del “paseíto” que se le dio al sistema político-económico opuesto al dominante.

Haciendo gala de su exorbitante poder, la derecha tradicional ha demostrado cómo sus opositores son la cumbre de la corrupción, la esencia del mal gobierno y ellos los mesías salvadores de los países.

Justificados en la democracia y armados con los medios masivos de comunicación, a los que lo único que les interesa es el estado de pérdidas y ganancias, la derecha ha logrado mostrar a Maduro, el presidente venezolano, como un ignorante incapaz de gobernar, a Cristina Fernández de Kirchner como una corrupta que utilizó el fisco argentino para pagar su permanencia en la presidencia de ese país y a Luiz Inácio Lula, como el gran corrupto del Coloso del Sur.

Vendrán ahora por Correa, que ha sido acusado por los grandes medios de comunicación de ser el gran violador de la libertad de prensa (quizás sea eso lo que lo tiene aún en el poder), y por Tabaré Vásquez, el predecesor y sucesor del carismático “Pepe Mujica”.

El descalabro de la izquierda latinoamericana tiene muchos tópicos que lo justifican, pero sin lugar a dudas, lo que demuestra su fragilidad ante la andanada de acusaciones, es la falta de procesos serios que sean capaces de defender el cambio independientemente de los líderes que se hayan consolidado o no. Eso lo sabe la sagaz derecha Latinoamericana que, cabe decirlo, ha tenido a este pedazo del continente sumido en la pobreza y la desigualdad, y al margen de los procesos económicos mundiales, que hoy buscan darle un giro al nefasto, devaluado y decadente capitalismo salvaje.

Al desacreditado proceso de cambio de línea política y económica, le sumamos una pobre y resignada visión de los habitantes, que acostumbrados a los golpes propiciados por los tradicionales gobiernos, vemos normal la corrupción en los “de siempre”, pero totalmente irregular y condenable (como debe ser en todo caso) la realizada por los que dirigen el rumbo del país por una senda diferente a la “natural”.

Triste historia la de Latinoamérica que revolcándose en su propia miseria pide a gritos el retorno de los “delfines”, de los que nos tienen en el fondo del abismo y condena a muerte la aparición de algún intento de cambio de dirección.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.