domingo, diciembre 22, 2024

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VINAGRE

lili rendon5El Gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez aceptó la renuncia de Liliana Rendón Roldán quien venía desempeñándose desde hace unos cinco meses como Secretaria de Participación Ciudadana Departamental.

A través de una carta, Pérez Gutiérrez le expresó su tristeza en la que también resaltó que la ciudadanía se privó de haber conocido a una ejecutora eficaz en el gobierno.

Sin embargo, una cosa es el protocolo y otra la verdad verdadera. Los que conocemos a Liliana Rendón sabemos que es una mujer fuerte y de carácter para el trabajo electoral por lo que la excusa presentada para su renuncia es poco creíble.

Nunca Liliana “La Mona” Rendón había tenido la oportunidad de trabajar en el ejecutivo como subalterna detrás de la sombra del jefe, aspecto que para ella no debió ser cómodo si se tiene en cuenta que está acostumbrada a mandar, así lo haga mal.

Rendón Roldán desde el principio no estuvo conforme por varias razones. Una ellas es que no tuvo manejo burocrático porque esa rica torta es para los peristas y estar en un cargo sin manejo con el electorado pidiendo cargos es mortificador.

Ahora, los últimos años no han sido los más acertados para Liliana Rendón. Renunció al Partido Conservador y al Senado para meterse al uribisno en donde hoy brincan de felicidad por sus desgracias.

Quiso ser candidata a la Gobernación de Antioquia por Centro Democrático, metiéndosele a Uribe por boca y nariz, pero sus contradictores empezando por el Senador Alfredo Ramos Maya le metió tranca hasta que la reventaron por dentro.

En la vida pública y privada, hay que tener sensatez y esa cordura es la que nos hace reflexionar permanentemente sobre donde podemos tener un buen desempeño. Del Congreso de la República, en esa mazamorra vinagre donde todo huele bien, Liliana Rendón nunca debió haber salido…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.