Meses después de terminada la campaña electoral para Congreso de la República se empiezan a notar los malas pagas y los estafadores que hicieron proselitismo a costillas de la ingenuidad de muchos.
Es el caso de la campaña a la Cámara de Representantes del chamuscado Carlos Ignacio Cuervo Valencia a quien la señora Patricia Jiménez lo estuvo buscando para que le ayude a presionar a dos de sus asistentes con el propósito que le entreguen su apartamento del que hace unos ocho meses no le pagan renta.
Alejandro Riveros Castillo, compañero sentimental de la comunicadora Carolina Mejía que también trabajó con Cuervo Valencia, afrontan una demanda por unos $450’000.000 (cuatrocientos millones de pesos) con base en una promesa de compraventa en la que se plasmó la intención de comprar el inmueble.
Pero no solamente son Riveros y Mejía los cuestionados. El gerente de la campaña de Carlos Ignacio, un muchacho alto, gordo y cachetón de nombre Jorge Mario Álvarez, también hizo de las suyas, se voló sin pagarles a varios periodistas…