Por: Carla Ospina
Hace poco me dijeron que entonces yo era una exbisexual. Le estaba contando a un hombre -con el que salía- que ese fin de semana venía a la ciudad un ex, que era bisexual. Estoy viva de milagro, me miró como si él fuera la mismísima inquisición con su hoguera lista para quemar a los impuros. No, yo no soy exbisexual pero vos sos un pendejo.
Con las mujeres bisexuales parece que no hay lío, la gente tiende a comprender y aceptar el concepto más fácil por aquello de la fantasía del trío (ojo, trío de dos nenas y un macho, nunca al revés), que cuatro tetas son mejores que dos y ese discurso tan cliché. Pero un hombre bisexual despierta el terror de los machos al emborracharse y comerse al mejor amigo, al que aman, y que –oh, el horror- les va a quedar gustando. Otro mito urbano, porque si les queda gustando, ¿cuál es el problema?
Pero una mujer que salga con hombres bisexuales esa sí es una demente. De mente abierta, diría yo. Con más frecuencia se oye que ante un mi-novio-de-ahora es bisexual, alguien responde mi marido también. Y aparece la sorpresa en una cara que pregunta: pero… ¿cómo funciona eso? Es fácil: les gustan los hombres y las mujeres, y les gusta tener sexo con hombres y con mujeres, aunque no necesariamente al mismo tiempo. Pero, ¿entonces…? Sí, han besado hombres, han estado desnudos con hombres y han tenido sexo anal (yo diría dar culo, pero de pronto mi editor me lo censura).
Y siempre la última pregunta: ¿pero están juntos o no? Estamos en una relación monógama, exclusiva y heterosexual, pero él es bisexual, le siguen gustando también los hombres. Es decir, su próximo matrimonio puede ser con un hombre o su próxima novia puede ser una mujer. Uno no es exbisexual, es bisexual en una relación homo o hetero.
Ahora no tengo una pareja bisexual porque, lastimosamente, siguen siendo una minoría, pero hace unos días una amiga me dijo: siempre es que los “bi” saben cositas. Saben muchas cositas. No es sólo que la posibilidad del trío/orgía esté presente sino que han recorrido pieles, pieles de ambos sexos y eso les da la capacidad de saber qué hacer con cada centímetro de tu cuerpo, y literal, con cada orificio.