Si alguien todavía dudaba que detrás del poder de los gobernantes colombianos (y mundiales), existe una fuerza aún más poderosa, que manipula los hilos de sus marionetas, y nos hace creer que somos los del pueblo los que escogemos a quien nos quiere malgobernar por un periodo determinado, lo que está sucediendo con el Fiscal Néstor Humberto Martínez, tiene que saldarle cualquier duda.
Cómo se muestra ante la Comunidad Internacional, un país cuyo Fiscal General nombró al Fiscal anticorrupción que fue detenido recibiendo sobornos, un Fiscal General que es asesor jurídico del grupo empresarial más grande del país, del que una de las compañías que lo compone está involucrada en un escándalos de corrupción de los más grandes de América, escándalo que ha descabezado presidentes. Fiscal sobre el que hoy cae un manto de dudas por su posible responsabilidad en el homicidio de un testigo clave en ese escándalo.
Pero peor aún cómo nosotros los colombianos nos quedamos en silencio como si desconociendo las realidades del país los problemas desaparecieran.
Cuando el congresista Robledo planteó que la presencia de Martínez en la Fiscalía General de la República se debía a la necesidad de los poderosos de mantener controladas algunas esferas que podrían ser peligrosas para sus intereses, no estaba equivocado.
Néstor Humberto ha intentado truncar el camino de la JEP, se ha interpuesto con argucias jurídicas a la presencia de los denominados “terceros”, aquellos civiles que financiaron el conflicto, y a los que no les interesa que se sepa su nombre y que la guerra se acabe, y menos que tengan que declarar sobre sus verdaderas responsabilidades en el conflicto colombiano.
Otra de las tareas que bien ha cumplido el Fiscal Martínez tiene que ver con cubrir la espalda de su verdadero patrón en el asunto de Odebrecht, y a fe que lo ha hecho con lujo de detalles.
No es un asunto de éste o aquel funcionario, es la realidad nacional. En majestuosa participación en el debate de enajenación de acciones de EPM, la Concejala del Polo Luz María Múnera dijo que en Medellín quien pone los alcaldes es el Grupo Empresarial Antioqueño, secreto a voces, la valerosa Concejala se atrevió a decir lo que todos sabíamos pero ninguno decíamos. Pasa en Medellín pasa en toda Colombia.
Los poderes en los que se basa la democracia están al servicio de los poderosos y la prensa (que son ellos mismos) es la encargada de vendernos realidades inexistentes, de manipular nuestras decisiones haciéndonos ver monstruos donde no los hay y convertir a nuestras peores pesadillas en los sueños más tranquilizantes.