Por Carla Ospina
Vamos a revisar varias resoluciones del nuevo año, porque a algunas hay que aferrarse hasta el dolor y otras hay que eliminarlas o hacer exactamente lo contrario.
Si quiere rebajar algunos kilos mire bien el motivo porque si es que su pareja no se lo come y usted cree que es por eso, cambie de pareja. Si un hombre le dice que está como jamona, vaya al gimnasio pero a conseguirle un reemplazo. Si su mujer tiene problemas con sus centímetros, no se ponga a hacerse tratamientos, busque alguien que se lo quiera así, con sus medidas.
Ser más organizado en la casa. Es diferente ser organizado a meticuloso, cuidado con las casas muy pulcras porque el caos incita más al sexo: la gente teme tumbar una estructura piramidal de cojines perfectamente acomodados. Y no se exceda en limpieza tampoco porque las personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo, TOC, tienen tantas normas de higiene pre y post coito que hay conseguir un proveedor externo de placer.
¿Ser prudente en los gastos? Ni se le ocurra. Este es el peor de los propósitos, nunca hay suficiente para moteles, cursos de bondage, aceites esenciales (en serio, son esenciales), indispensable comprar huevos pero no de gallina sino vibradores, gel pero lubricante, compre productos orgánicos pero también preservativos de latex, sepa dónde se ahorra y dónde no. Aunque uno puede tener exceso de zapatos, jamás tendrá exceso de ropa interior, y cuando hablo de ropa interior, incluyo medias de malla y zapatos de tacón puntilla. Nunca hay suficientes juguetes sexuales, ni sabores pinta pezones.
Voy a ser más ecológico: eso sí, este sí me gusta, bañarse juntos es muy importante para el planeta, para el planeta que yace entre piernas.
Mejorar el mal genio. Depende, ser bravo en un juego de roles me parece que es un buen propósito. Al que le guste el fetiche del policía o la autoridad, yo soy más del profesor y alumna de uniforme de colegio católico y ahí sí vale el regaño por desobediente. Pero si los roles no son lo suyo y debe bajar el estrés, aumente la frecuencia del sexo, para que produzca endorfinas vía orgasmos: la clave de la felicidad.
