Los resultados de la primera encuesta de percepción de este año que hizo la empresa Invamer Gallup Poll sobre mandatarios del país, evidenció lo que muchos suponían, el nuevo gobierno del Alcalde Daniel Quintero tiene problemas de comunicación.
En una reunión preguntaron que cuál era la causa por la que Quintero se estaba enredando, si por el contrario, tiene buenos asesores. Eso es cierto, tiene buenos asesores, pero el asunto es que en muchas ocasiones el foco no es tener buenos asesores, sino dejarse asesorar, inconveniente que tiene Daniel.
Desde que empezó el 2020, Quintero Calle continuó en campaña intentando ser políticamente correcto desfogando sus pensamientos y buenas intenciones a través de su celular en redes sociales, estrategia demasiado personal, diría yo, y para nada corporativa, que tiene preocupados al grupo de profesionales encargados de diseñar la estrategia comunicacional para crear los puntos fuertes y temas de ciudad, que no tiene, con los que se debe caracterizar al mandatario.
Un Alcalde que no escucha y publica lo que primero se le viene a la cabeza por Twitter es un peligro para su equipo que estará intentando apagar los incendios que él provoca. Quintero, antes que nada, debe soltar, entregar el celular, o como mínimo, consultar antes de publicar con el fin de evitar exponerse en la anarquía que domina las redes.
Lo claro a la fecha es que el nuevo mandatario debe dejar las travesuras y darle la oportunidad a su equipo para que enderece los desaciertos que empezaron desde hace dos meses.
Gerente por méritos y caza talentos para EPM, incumplió; la justificación de las “pintas” de capuchos, mal mensaje por el que lo bautizaron con el remoquete de “Pinturita”; y lo peor, por su protocolo y bloque antidisturbios graduó a sus mejores aliados de campaña en sus peores enemigos en menos de un día.
Los estudiantes universitarios fueron los mejores compinches de Daniel en la pasada campaña electoral por ser la personificación de la renovación, la representación de los jóvenes clase media y baja trabajadora de barrios populares, de esos que venden, como él, caramelos para su sostenimiento, pero se enredó en el mensaje, en la comunicación.
Quintero por hacer bonito con el tal protocolo puso a más de uno de sus seguidores a justificar el ingreso del ESMAD a la universidad pública sin contar con que el Estado Social de Derecho le brinda las herramientas necesarias para investigar, identificar, detener, individualizar y judicializar los capuchos, que según, la mayoría, atentan contra “la institucionalidad”.
Esos desaciertos, al comienzo del gobierno, se notaron en la primera medición sobre la percepción de mandatarios del país, otros dirían, Quintero carece de experiencia para gobernar. De acuerdo con la encuesta de Invamer Gallup Poll el 55% de la población medellinense coincide en que al Alcalde le está yendo bien frente al 29% que piensa lo contrario.
Aunque esta es una nueva Administración, si comparamos los porcentajes con el anterior Alcalde, esa percepción de aprobación bajó del 82% al 55% y la desaprobación subió del 14% al 29%, preocupante, dirían los analistas, para los dos primeros meses de gobierno…
Está todo por hacer, todo por mejorar, pero que no le vaya a pasar como al Subpresidente que en campaña prometió lo que no iba a cumplir y en casi año y medio de gobierno sigue de culos porque no ha dado pie con bola…