sábado, diciembre 21, 2024

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UN AÑO

El primero de enero del año 2020, en medio de un mar de especulaciones, deseos, miedos, amenazas y esperanzas, se posesionó como alcalde de Medellín Daniel Quintero Calle, un nuevo independiente, a regir los destinos de la capital de la montaña. La realidad superó las expectativas.

Durante el primer año de gobierno Daniel ha bajado de manera vertiginosa en las encuestas, dato que es más significativo si se tiene en cuenta que sus antecesores, han sido reinas o virreinas en la pasarela de mejores alcaldes del país.

A favor de Quintero, el periodo de no tiempo en que le ha tocado gobernar, situación que ha logrado sortear con más aciertos que desaciertos, incluso enfrentándose de manera abierta y decidida a los gremios que le han hecho recular algunas medidas. Y con el mal manejo que en general en el país se ha hecho de la crisis los correctos actuares de la administración “quinterista” se han notado. En tierra de ciegos el tuerto es rey.

A favor del alcalde de Medellín el aire victorioso con el que salió después del sangriento enfrentamiento con la junta directiva de EPM. Con la decisión de demandar a las empresas privadas por el descalabro de Hidroituango, en el ambiente queda como el gran defensor de lo público.

Pero la gestión de Quintero ha tenido varios baches causantes de su desprestigio. En cuanto a obras públicas se nota poca ejecución, destacándose los proyectos que se habían empezado a adelantar en la alcaldía anterior que acentúan la falta de trabajo en ese campo de ésta.

El mayor desacierto tiene que ver con movilidad, inexperiencia, desconocimiento de la realidad de la ciudad al respecto, es lo que muestra esta secretaría cuyo líder carece de fuerza y de convicción para desarrollar un proyecto que solucione la problemática.

En cuanto a la contratación las denuncias y quejas de los de siempre dan a pensar, no que se esté haciendo con la transparencia necesaria en un país cooptado por la corrupción, sino que la torta estatal la están disfrutando otros.

La secretaría de educación había generado grandes expectativas, incluso desde antes del nombramiento de su jefe, sin embargo, el desarrollo de ella ha sido pobre y se ha mostrado gran desconocimiento del funcionamiento de la educación pública. A esto y quizás como posible excusa sumarle la difícil época que para el sistema educativo ha sido la pandemia.

Renglón aparte merecen la seguridad y el orden público de la capital de la montaña. Las bandas se han fortalecido de manera preocupante durante este primer año de gestión y se vive un ambiente de inseguridad e intranquilidad que trasciende la delincuencia organizada al raponeo y la delincuencia común.

Hoy los habitantes de Medellín tienen más miedo de los limpia vidrios que se instalan en los semáforos y habitantes de calle que de los integrantes de combos que asolan los barrios con extorsiones y amedrentamiento generalizado.

Quintero tiene todavía menos de tres cuartos de su período para gobernar la ciudad que es Medellín y no la que él se sueña, esperemos por el bien de todos que logre afianzar un equipo de gobierno que lo ayude a enderezar el camino, porque de lo contrario serán cuatro años perdidos.

ESTRIBILLO:

• Muerta nació la revocatoria de Quintero con la declaración hecha por los dos líderes principales del país de no participar en ella.

• Pude hacer un recorrido por las carreteras que comunican a Medellín con el sur occidente de país, Ipiales fue mi destino. La conclusión las carreteras más desastrosas de este fragmento de nación son las de Antioquia. Luego contaré lo que fue viajar en pandemia.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.