Ni el alto índice de contagiados y muertos por la enfermedad del covid de las últimas dos semanas logró calmar los ánimos de protesta de la población colombiana contra un gobierno indolente e incapaz de generar un consenso para superar la actual crisis.
Miles de personas distribuidos en todos los rincones del país desafiaron el coronavirus para demostrarle al gobierno su inconformidad con las medidas económicas y sociales tomadas y por tomar.
Triste ver cómo el gobierno ha llevado a los colombianos a enfrentar la muerte de manera directa sin importar nada, y negligentemente sigue con sus rutinas de aniquilación de un pueblo que parece condenado a vivir en la pobreza y el olvido estatal.
Como era de esperarse en una sociedad agobiada por la crisis económica, encerrada durante meses por condiciones de bioseguridad, la protesta se salió de control, y aunque digan que “son grupos organizados que buscan desestabilizar la férrea democracia colombiana” lo que en realidad se evidenció fue una sociedad desesperada por las condiciones actuales y peor sin un rumbo claro, cayendo de manera vertiginosa en una especie de anarquismo.
Más que cuestionar el proyecto de reforma tributaria, que sí, la protesta del miércoles 28 y el jueves 29 de abril no puede mirarse de manera aislada y menos subvalorarse, pues muestra el altísimo grado de inconformidad del pueblo colombiano.
Y como si fuera poco, si destrozos millonarios en propiedades públicas y privadas, si muertos del lado de la población protestante no fuera ya bastante, el gobierno en un acto de arrogancia y de demostración absurda de poder se niega a retirar el que ha sido el detonante de la rabia de los colombianos.
Es un punto de honor han planteado algunos congresistas al ver cómo el gobierno del incapaz prefiere armar una colcha de retazos, que hacerle caso a su mentor y retirar el proyecto de reforma tributaria.
Si no hay un cambio grande en las políticas, si el presentador que tenemos como presidente no cambia de ángulo de la cámara, si el triple EX no hace un acto de contrición con su incendiario Twitter en el que invitaba a repeler la protesta con armas de fuego, este periodo de historia de esta tragedia denominada Colombia, será mucho peor de lo que ya ha sido.
