En una feria del libro que no recuerdo, caminada por uno de sus senderos alrededor de varios de los puestos de libros viejos, que en esa muestra las editoriales aprovechan para vender, libros viejos. Muy cerca se encontraban los dos compartiendo un buen trago, abrazados, cagados de risa…
Quienes íbamos, los vimos, estaban juntos como par de novios en huída: Jaime Jaramillo Escobar y Teresita Gómez, platicaban como si no hubiera mañana…
No hubo foto, hubiese sido imprudente interrumpir ese encuentro que recuerdo tras conocerse el fallecimiento a sus 89 años del poeta y escritor nadaísta, otro de mis Sensei, que escandalizó la comarca a mediados del Siglo XX en Medellín al lado del también difunto padre de la irreverencia Gonzalo Arango.
Conocido por su alergia a la fama y figuración, Jaramillo Escobar escribía desnudo. Nació en 1932 y debido a su timidez, bigote y dientes grandes se refugió en el seudónimo X-504, los primeros números de su cédula.
De lo mejor de Escobar, el siguiente poema. Cuando entré a la universidad de Antioquia a comienzos de los 90, un profesor que tuve, negro por dentro y por fuera me aclaró que, si nunca había tenido sexo con una negra, tuviera en cuenta que había pasado toda la vida haciéndome la paja…
………
ALHEÑA Y AZÚMBAR
¡Ya no más –por favor– las aburridas descripciones de semillas tropicales!
Gabriel Jaime Franco
La digestión de la pulpa del coco demora cuarenta días y cuarenta noches.
Ni mucho, ni poco. Al plátano hartón de cáscara roja le falta un grado para ser veneno. Compadre, no coma coco. Si se ha comido banano y se toma ron, muerte segura. Nadie comió. Ni yo tampoco. La pepita de la pitahaya si la comes no la muerdas, si la muerdes no la tragues; si la tragas, allá tú.
La pepita de la granadilla si la tragas se te embucha. Para que no se te embuche, mejor que no comas mucha.
La pepita de la granada no es como la de la granadilla. La pepita de la guayaba no es como la de la granada. Y la pepita de la papaya no es como la de la guayaba. Es como la de la papayuela, pero más dulce.
Si es más dulce es más sabrosa, si es más sabrosa es más cara. Para que no sea más cara no compre papaya ni compre nada.
La pepita de la guanábana es como la de la chirimoya. Y ambas son como la de la calabaza. Cuando a uno le dan calabazas no le dan chirimoya ni le dan papaya.
Las pepitas de la guama se usan para hacer zarcillos, quiero decir que se utilizan como pendientes, o mejor dicho lo que quiero decir es que los chicos se las cuelgan de las orejas.
Trae el corozo una nuez, trae la nuez una almendra, pero la almendra de la nuez no es como la nuez del corozo. Si no se entiende que no se entienda.
La ciruela se lava, pero no se pela; el madroño se pela, pero no se lava. Para saber si una fruta se lava o se pela hay que consultar el diccionario. El diccionario tiene la palabra. Pero si no la tiene será que le falta una página.
La pulpa de la algarroba se ataruga y se atraganta. Si tomas agua se forma una pasta y se te pega en la garganta. Con la garganta atragantada tratas de ver si resuellas o si no resuellas nada. Si no resuellas mortus est.
El hicaco es una fruta especial para diabéticos: no tiene azúcar, ni tiene harina, ni tiene hicaco ni nada.
El que come patilla oxidada seguro estira la pata. Para no correr el riesgo es mejor comer sandía. La sandía es una fruta sandia.
El tamarindo es la fruta que más me gusta porque es de negros y de tierra caliente. Qué sería de los blancos cuando van a tierra caliente si los negros no les sirvieran refrescos de tamarindo. Con el sabor áspero del tamarindo se forman bolas ácidas recubiertas de azúcar que sirven para vender en las calles de Cartagena, y se hace una miel espesa de tamarindo para lamer sobre hojas de plátano. También se hacen sorbetes para el arzobispo, y además el árbol de tamarindo produce una sombra verde y fresca para construir un banquito y sentarse alrededor del tronco. El tamarindo es un tronco de árbol copudo completamente lleno de tamarindos. Sólo los negros lo pueden coger porque no es fruta de blancos. Si los blancos tuvieran tamarindo entonces los negros serían blancos. Pero no puede ser.
Hay muchas frutas que son de negros. Dios les dio a los negros la tierra caliente y las frutas porque Dios tiene predilección por los negros, eso es evidente. A los blancos los puso en tierras frías para que se resfríen, pero ellos inventaron la aspirina y las cobijas de lana. El níspero y el mamey son frutas de negros. Y el zapote también. Pero lo que pasa es que a los blancos siempre les ha gustado comerse la comida de los negros. Y la música de los negros. Y los bailes de los negros. Y las negras de los negros.
Sigamos: mi negra se emperejila, se emperespeja, se aliña,
Con alhucema y albahaca, con cidrón y toronjil,
Con lavanda, con canela, con loción y con anís.
Mi negra tiene un meneo que no cabe por la calle,
Mueve el tacón y la punta del zapato y ese baile
Derrama tantas fragancias que no caben en el aire.
Mi negra es alta y esbelta, muy lucida y bien plantada,
Su cuello es tan largo que anda su cabeza por el aire.
El donaire de mi negra no cabe en ninguna parte.
Mi negra tiene ojos blancos, dientes blancos, calzones blancos,
Calzones en diminutivo, calzoncitos, prendas íntimas…
Yo no sé qué tienen de íntimas si las anda mostrando por todos lados.
Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
No como las blancas que aunque se desnuden siempre tienen algo que las cubre, aunque sea un concepto. Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda, y por lo tanto no se puede vestir completamente porque mientras más se viste más desnuda queda.
Mi negra se aceita el codo, se pule el pelo, acicala,
Se emperimbomba, se tiñe, se sahúma, se apercala,
Se va de rumba y regresa cuando está la noche alta.
Yo no sufro por mi negra. ¡Cómo me alegra mirarla!
Mi negra camina en versos de cuatro o cinco tonadas,
Su habla es un canto largo, con las palabras cortadas.
Mi negra es dulce por fuera. Por dentro yo no sé nada.
Por dentro mi negra tiene alguna cosa guardada.
Agüita de manzanilla,
Tisana de ron y eneldo,
La raíz del limoncillo
Y un manojito de espliego.
El aire huele a linaza
Con astillas de canela.
Con alheña y con azúmbar
Viene pintada mi negra.
Pintada no es la palabra,
Viene más azul que negra,
Como esculpida en el aire
Durísimo de la piedra!
………
Jaramillo Escobar nació en Pueblorrico Antioquia el 25 de mayo de 1932 y murió en Medellín este viernes 10 de septiembre de 2021. Fue cofundador con Gonzalo Arango y otros escritores del nadaísmo, movimiento que a través de la una manera contestataria cambió la percepción de la literatura y el arte colombiano en los años 60. Su obra se caracterizó por la ironía, el sarcasmo, la irreverencia y el tono sentencioso con el que satiriza la sociedad, sus costumbres e instituciones.
Vivió su infancia y juventud en Altamira y Andes, donde fue compañero de Gonzalo Arango. En 1958, cuando su copartidario inició los primeros pasos del nadaísmo en Medellín, Jaramillo Escobar, decidió sumarse al movimiento.
En alguna ocasión, Gonzalo Arango describió a Jaime como el más raro de los nadaístas por pagar religiosamente el arriendo el último día de mes, girar cheques con fondos, usar chaleco, además de que todas las mañanas a las 8:00 en punto le da los «buenos días» a su patrón…