Hasta el día en que me saquen con los pies pa’ delante insistiré en que el peor mandatario de la historia republicana de Colombia es: el involucrado con el multimillonario y pedófilo estadunidense Jeffrey Epstein que terminó suicidándose en la cárcel condenado por explotación sexual.
Misael, presidente en los años 70 quien liquidó ferrocarriles nacionales con fines personales, nos metió, además, un paquete, su hijo Andrés que a finales de los 90 nos embutió a los colombianos otro “paquete de medidas” que incluía el 2 x 1.000, impuesto que sólo duraría 13 meses.
Ese “paquete”, y no me refiero a “Pastranita”, sino a las medidas que se tomaron en ese momento tenía que ver con las consecuencias que padecía Colombia por causa de contracción, espasmo o calambre que afrontaba la producción nacional.
Cuando alguien va de nalgas, otro, máxime si es el presidente lo tiene que parar. “Pastranita”, el que ahora sale en los “papeles de pandora”, y, además, es señalado de chantajear a “Los Rodríguez Orejuela”, declaró en el 98 la Emergencia Económica.
A la opinión pública se le notificó que el 2 x 1.000, que estaría vigente hasta el 31 de diciembre de 1999, contemplaba que a cualquiera de las 7 millones de personas que en ese momento tenían tarjeta débito o crédito, se les cobraría un impuesto de $2 pesos por cada $1.000 que movieran financieramente, valor que entró de manera directa a las arcas del Estado, con el fin de recaudar $2 billones de pesos para apoyar al sector financiero: los bancos.
Como nada extraña en el país del Sagrado Corazón y la Madre Laura, el impuesto temporal del 2 x 1.000 se convirtió en 4 x 1.000 de manera permanente, que ahora, en tiempo real, 2021, es estudiado en el Congreso de la República.
La Comisión Tercera de la Cámara de Representantes aprobó en primer debate el proyecto de ley que busca eliminar dicho impuesto de manera gradual hasta el 2026.
De aprobarse la iniciativa, la congresista del partido Verde, Katherine Miranda, explicó que en el 2023 se bajaría a 3 x 1.000, en el 2024 al 2 x 1.000, en el 2025 al 1 x 1.000 y en el 2026 se dejaría de cobrar.
El asunto, es que para sopesar ese dinerillo que dejaría de recaudar la Nación, se recurrió a la propuesta del impopular exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, que pretendía gravar con impuesto permanente a los salarios e ingresos altos.
La propuesta, calcada por la congresista de la iniciativa del impopular, es gravar los salarios e ingresos superiores a los $25’000.000 (veinticinco millones de pesos millones), con un porcentaje del 1%, inicialmente, cifra que posteriormente se descontaría del impuesto de renta.
Si el ciudadano tiene ingresos por encima de los $27’000.000 (veintisiete millones) el gravamen sería del 3% y superior de $30’000.000 (treinta millones de pesos) del 5%, de acuerdo con el proyecto que fue aprobado en comisión esta semana.