El país está cansado de la corrupción y de las aguas tibias porque sepultó de tajo el discurso insustancial del “centro político” y dejó, además, en cuidados intensivos al uribismo, que cada vez languidece más hacia la puerta trasera de la salida política colombiana.
Ganó el voto de rechazo frente a la clase política, un mensaje claro para sus integrantes a quienes estaremos observando atentamente porque dependiendo de hacia dónde muevan y de cómo les reciban en las campañas es que se definirá la presidencia.
El fantasma de la corrupción está rondando ambas campañas, del lado de Hernández, pesan serios cuestionamientos morales por cuenta del juicio penal que está enfrentando (cosa que poco les ocurre a los poderosos), y por el de Petro se destacan la maloliente presencia de Julián Bedoya y Álex Flórez, entre otros, que espantaron a los votantes que pudieron ajustar lo que faltó para haber ganado en primera vuelta.
Irónicamente, la gente observa a estos dos candidatos como la esperanzada anticorrupción a pesar de los sapos que toca tragarse al votar por ellos.
El voto que definirá la presidencia será el de los que hoy están indecisos, que no se van a definir por los discursos que ya conocemos de los candidatos, sino por lo que hagan diferente a partir de ahora, siempre y cuando no cometan errores.
Lo que más espera ese indeciso es saber cómo van a gestionar las objeciones que por corrupción enfrentan sus campañas, y para eso deberán explicar cómo evitarán que algunos de sus aliados altamente cuestionados (como Quintero Calle, ya conocidos como los Moreno Rojas de Medellín) se sigan engordando, o cómo lograrán que la contratación pública tenga talanqueras que impidan situaciones tan escandalosas como el denominado caso “Vitalogic”, que tiene a Hernández contra las cuerdas judiciales.
Hoy, el que parece tomar la delantera es Rodolfo Hernández, que ya salió a decir que “recibirá apoyos” pero no hará ninguna “alianza” con políticos tradicionales, mientras que en la orilla del “petrismo” la creatividad únicamente ha alcanzado para descalificar al otro candidato y a los que no votaron por Petro, como si el país les debiera algo a ellos, en vez de ellos una muy urgente depuración de sapos de campaña porque al paso que vamos, los que proponían el “cambio”, tampoco lo lograrán en segunda.