“(…) Todas las personas deben poder acceder al servicio de acueducto en condiciones de cantidad y calidad suficiente y al Estado le corresponde organizar, dirigir, reglamentar y garantizar su prestación de conformidad con los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad.” ST-740-11
Por: Siervo Sin Agua
La Democracia no es un sistema perfecto, pero bien aplicado funciona, incluso para Estados premodernos y desiguales como el nuestro, donde convivimos paisanos de a pie y sin lo mínimo, con magnates que se cuentan entre los más ricos del planeta.
Colombia es un Estado Social de Derecho, se escucha en debates y aulas de clase. “El Estado social de derecho es una forma de organización política que se caracteriza por la especial naturaleza de su misión: asegurar el respeto, la garantía y la realización integral de los derechos humanos, los cuales se convierten en el fundamento y la razón última de ser del Estado”. Pero a la Colombia Profunda, poco o nada le significan esas palabras grandilocuentes y llenas de buenas intenciones.
Dice la Corte Constitucional en materia de derecho a los servicios de saneamiento básico: “El agua se considera como un derecho fundamental y, se define, de acuerdo con lo establecido por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, como “el derecho de todos de disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal o doméstico”.
Pero ¿qué significa esto para comunidades con una instrucción básica o con poca formación y sin quién hable por ellas, comunidades para las que los Derechos son letra muerta? Pues esto es lo que ocurre con San Pablo, corregimiento de Támesis Antioquia, comunidad que nunca ha tenido agua potable y, desde hace 5 años, sufre dificultades para garantizar el abastecimiento de agua, aunque sin tratar, a sus más de 1.200 habitantes.
¿Y la Alcaldía? ¿Y el Concejo? ¿Y la Asamblea, la Gobernación? ¿Qué hacen en estos casos? Ellos, bien. Disfrutando sus salarios, trabajando a la sombra y cuidando los intereses de los contratistas que financiarán sus próximas campañas electorales. O por lo menos eso parece en el caso de Támesis, donde el progreso y pujanza de otros tiempos ha desaparecido por completo ante unos funcionarios paquidérmicos y apocados a los que la administración pública les quedó grande.
Si el Estado Social de Derecho fuera una realidad, los ciudadanos de San Pablo, un pueblo viejísimo, tuvieran agua potable en sus viviendas hace tiempo, y una carretera decente, y una escuela para los niños que no se cayera a pedazos; el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de Támesis ya estuviera terminado, y la carretera a Puente Iglesias, y el Teatro Cartama ya estaría abierto al público.
¿Y el ejercicio democrático de la Movilización Social y el Control Político? Pues estas son preguntas que difícilmente responderán comunidades apartadas y empobrecidas, a donde el Estado no llega. Y claro, convocarlos a la organización es la excusa perfecta para que el aparato represivo aparezca de inmediato, bien sea la fuerza pública o paramilitares que siempre han hecho presencia en la región.
Támesis tiene un alcalde en su segundo mandato. Juan Martín Vásquez Hincapié, periodista y abogado, de filiación conservadora a quien se le reconoce una buena gestión en su primer periodo, pero muchos desaciertos en el actual. Y un Concejo municipal conformado por once cabildantes, 10 de ellos conservadores, donde el control político brilla por su ausencia, pues está totalmente cooptado.
En Támesis en las elecciones del 13 de marzo, el Partido Conservador, dominante histórico en temas político-electorales, obtuvo 4,003 votos, el 70 % de la votación total, el Senador Germán Alcides Blanco Álvarez, recogió 2.289 sufragios. Su colega, Nicolás Albeiro Echeverry Alvarán tuvo 1.172 votos. Es decir que el pueblo es un verdadero fortín azul, rezandero y temeroso de Dios.
Con ese panorama político, Támesis y especialmente San Pablo no tienen doliente. Dos concejales del corregimiento, que deberían representar sus intereses, sólo hacen y firman lo que dicten sus jefes conservadores.
¿Y el Estado Social de Derecho? ¿Cómo hacerle entender a los mandatarios locales y concejales que ellos también representan el Estado? ¿Qué hacer cuando la Democracia no funciona?
A Juan Martín Vásquez, que debería por su formación tener claro el asunto, se le olvidó que cuando un candidato se convierte en gobernante, pasa a ser el mandatario de todos los ciudadanos de su localidad, independiente de la votación que haya obtenido en uno u otro territorio, por lo tanto, la destinación de recursos y la ejecución del Plan Municipal de Desarrollo debe cobijar a toda la ciudadanía y no tener una asignación caprichosa o estratificada.
Un acueducto moderno, con agua potable para el corregimiento San Pablo es una necesidad imperiosa, es un tema de Dignidad Humana, de hacer cumplir uno de los postulados de la Constitución Política de 1991, también lo son la escuela, la carretera, las viviendas para las víctimas del conflicto y tantas deudas sociales más que el Estado ha acumulado con los habitantes de San Pablo, uno más de los tantos pueblos olvidados de esa Colombia que nadie quiere ver…
Que la comunidad de Támesis, por primera vez, se organice para reclamar sus Derechos, sería la mejor oportunidad para salir de una Democracia Chiquita.
POSDATA
La comunidad de Palestina, entre otras pertenecientes al municipio de Támesis está viviendo un momento crítico debido al accionar de la naturaleza.
Hay que aceptar que las autoridades están actuando de manera paquidérmica, debido a que no somos una comunidad violenta por lo que no somos prioridad.
El próximo sábado 27 de agosto habrá una manifestación pacífica en diferentes sectores del municipio por lo que se invita a todas las fuerzas vivas de Támesis a solidarizarnos y hacer acto de presencia.
Unidos saldremos adelante, no podemos seguir siendo indiferentes. El territorio es de todos los que amamos a Támesis.