Invitado por EPM, disfruté del concierto que ofreció el pianista inglés James Rhodes en el Teatro Metropolitano con motivo de la promoción del programa de la Fundación SURA: “Félix y Susana”, que sensibiliza sobre educación y sana convivencia, y en especial, alerta sobre el abuso sexual infantil en El Salvador, República Dominicana y Colombia.
El perro, el gato y el garabato estuvieron en la presentación. Como era gratis, la mayoría de los asistentes fueron viejitas encopetadas y muchachas buenas mozas con falditas vintage y de tenis, medio “hippies” y estudiantes universitarios con una que otra mochila arhuaca.
¡Qué buen pianista Rhodes!, interpretó las fantasías en fa menor Opus 49 y Polonesa Opus 61 de Chopin, además de la Sonata para piano Opus 110 de Beethoven en el marco del “Hay Festival Medellín”.
El inconveniente para los asistentes al concierto de los que puedo asegurar la mayoría neófitos, principiantes y primíparos en la dura y a veces tediosa interpretación de un instrumento como el piano en solitario, es que Chopin activó la digestión provocando lo que llaman en México: “El Mal del Chancho”.
Muchos, durante la interpretación roncaron como morsas en playa sin ninguna clase de recato, generando disimuladas risas en el teatro que estuvo casi a reventar y que aplaudió al músico, el que los arrulló por más hora y media…
