Por: @adolfospina
El pasado 12 de septiembre, en un acto poco común para los colombianos, los medios de comunicación dieron la noticia de que la red “Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro”, había sido merecedora de la distinción “Nansen” para los refugiados otorgada anualmente por la ACNUR a diferentes instituciones que se destacan por su trabajo con víctimas de violencia causada por conflictos armados.
El premio Nansen, lleva el nombre del explorador polar noruego Fridtjof Nansen, quien fue designado en 1921 como el primer alto comisionado para los refugiados por la Liga de la Naciones, predecesora de las Naciones Unidas. El premio, que consta de una medalla representativa y un monto de cien mil dólares, será entregado el próximo 29 de septiembre en Ginebra, Suiza.
La red “Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro”, se hizo merecedora del premio gracias a su trabajo incansable con las mujeres del maltratado puerto sobre el Pacífico de Buenaventura. Su trabajo, basado en el “comadreo”, una forma comunicativa ancestral de las comunidades negras, busca restablecer la confianza en mujeres que han sido víctimas de violencia, sobre todo la sexual e intrafamiliar y que por la negligencia y el machismo de las autoridades queda, en la mayoría de los casos, en el más absoluto silencio y por lo tanto en la total impunidad.
Además del contacto directo de las 100 voluntarias que hacen parte de la red con las mujeres víctimas o potenciales víctimas de violencia, “Las Mariposas” revolotean sobre las esferas gubernamentales locales y regionales con el propósito de crear políticas públicas serias que visibilicen y erradiquen la problemática en el Distrito de Buenaventura.
Enhorabuena por las Mariposas. Organizaciones como ésta generan una brisa de esperanza en el país, en el entendido que todo lo que ellas hacen para beneficiar a sus poblaciones en condición de vulnerabilidad, son gigantescas grietas dejadas por el Estado en cabeza de históricos dirigentes que no han sido capaces de administrar correctamente al país.