domingo, diciembre 22, 2024

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CUIDO DE ENVEJECIENTES*

En el ambiente se siente la incertidumbre de la gente del común, para muchos es muy conveniente estar cobijados por el grande de Norteamérica, para otros es hora de que Puerto Rico sea decididamente un estado de los Estados Unidos o un país independiente.

La ONU ya lo dijo una vez, el estatus político de la Isla de ser un “Estado Libre Asociado”, es en otras palabras equivalente a ser una colonia. Por eso los boricuas en su mayoría aprobaron mediante votación popular convertirse en un estado del coloso del norte derrotando a los que con sentimiento independentista pretendían completa autonomía.

La decisión está en manos del Congreso Norteamericano, pero como también lo expresan los habitantes de la Isla, es bien complejo que en la actual situación financiera que atraviesa y con la resistencia de Trump hacia los latinos sean anexados.

Por su condición geográfica privilegiada Puerto Rico ha sido dominada por gobiernos extranjeros. Primero por los españoles y luego por los norteamericanos, que durante la segunda guerra mundial, fortalecieron allí su presencia.

Actualmente los puertorriqueños atraviesan una de las situaciones financieras más complejas de su historia, los gobernadores, que es la figura de gobierno que eligen, (los encomenderos modernos) se han endeudado permanentemente, creando así un descalabro de las finanzas públicas y haciendo la Isla inviable.

Pese al mal momento, los boricuas siguen manteniendo la alegría y amabilidad tan propias del caribeño. Llegar a la Isla del Encanto es llegar a un mundo de paradojas: aquí se vive el sueño americano, las condiciones sociales están hechas a imagen y semejanza del gringo, se respira seguridad y tranquilidad y hay una serie de subsidios sociales que hacen que la dependencia con el norte sea mayor. Al mismo tiempo, es bien claro que el puertorriqueño adora su Isla, la respira y le preocupa. Son amables, muy amables y serviciales, alegres y calurosos, sin miedo al abrazo o al apretón de manos.

Han logrado mantener algunas costumbres propias como la comida, representada hábilmente en el denominado Mofongo, un exquisito puré de plátano verde (ya hay variables de maduro o yuca, entonces se denomina Bifongo o mixto, respectivamente), con ajo y chicharrón, que se rellena con carne, marisco o pescado, según la preferencia del comensal y que se sirve en los restaurantes más encopetados o en los más populares y en todos el sabor es uniforme.
Quien venga a Puerto Rico anhelando la salsa, está equivocado. En la radio boricua solo una estación reproduce este género y en las calles o bares se escucha más bien poco. En cambio, recibirá una buena dosis de pop en inglés y de reguetón, que diciendo la verdad aquí suena bueno.

El servicio público de transporte brilla por su ausencia. Como es bien sabido el sueño americano incluye de primera mano el vehículo particular por lo que el bus o metro están relegados y en proceso de desaparición.

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.