Mientras abogados pretendían recuperar el local del CIS rentado por PCR SALUD, en Comfama se entablaba otra negociación con la CONSTRUCTORA VIVIENDAS Y PROYECTOS de propiedad de los hermanos Muñoz, que empezó a realizar estudios de suelos en el sitio para adelantar un proyecto de vivienda.
Comfama, como toda marrullera, inició de manera silenciosa la negociación para la venta del predio, pero el litigio para la entrega del local en arriendo donde se prestaban servicios odontológicos se convirtió para ellos en una piedra en el zapato.
Los propietarios de la constructora del proyecto de vivienda se acercaron a la odontóloga para intentar conciliar la situación y otorgar a la Representante Legal de PCR SALUD una compensación por los problemas y perjuicios causados por la cancelación abrupta a su contrato de trabajo. Cascardo solicitó una buena compensación como condición para entregar el local, pero no hubo negociación, ni tampoco proyecto de vivienda.
El abogado Luis Gabriel Botero Peláez que presta servicios a Comfama y de quien, dicen, es muy “avispado” e intimidante porque al parecer le sale humo por todas las mucosas, fue quien perdió el proceso ante el Tribunal de Arbitramento en la Cámara de Comercio. No se sabe si es capaz de sacar una hormiga de una torta María Luisa, pero lo cierto, es que no pudo recuperar “las putas llaves” del local.
El ardor del doctor Botero Peláez lo llevó a que en compañía de su hermano Santiago a través de la sociedad, la Concesionaria ANDAR compraran el inmueble donde se pretendía construir el proyecto de vivienda y en donde funcionaba el Centro Integral de Servicios, CIS, de Comfama en el barrio Belén.
En la actualidad PCR SALUD paga por el local y servicios públicos domiciliarios un valor cercano al $1’000.000 (millón de pesos) mensuales donde los Botero Peláez arrojan las basuras de su negocio de venta de carros.