El que manda, manda, fue el mensaje que con cacheteada incluida le enviaron los combos al Alcalde de Medellín, Doctor Aníbal Gaviria y a la institucionalidad en general, la noche del 30 de noviembre y el amanecer del 1º de diciembre con la mal llamada alborada de bienvenida a la navidad, nombrada acertadamente por algunos como alborada mafiosa.
De nada sirven los decretos que prohíben el uso de la pólvora, de nada sirve la traída del circo “a muse” de Canadá, dentro del marco del “festival de las luces”, cuando la institucionalidad ha mostrado fragilidad, complicidad e indiferencia ante los grupos armados y su accionar, de nada sirve mostrar una Medellín humana e innovadora al mundo, cuando sus habitantes naturales sufrimos la ignominia y el abandono de los gobernantes y quedamos a merced del mafioso de turno.
Y es la reacción, si se quiere para-institucional, (sin querer recurrir a la connotación violenta del prefijo) la que refleja este histórico y desgraciadamente famoso evento de bienvenida a la navidad.
Desde toda la periferia de la ciudad, desde los sitios más altos y desde los más céntricos, se realizó. La pólvora sonó y alumbró en todo Medellín y seguramente en todo el Valle de Aburrá, no importó nada, ni el llamado de los ambientalistas, ni las prohibiciones policivas, ni las cifras de niños quemados en años anteriores, la alborada mafiosa se llevó a cabo por encima de todo y de todos. ¿Y los resultados? nunca los tendremos a ciencia cierta, la información que conoceremos será por medios alternativos porque los oficiales sabrán taparla como los gatos a su mierda y lo que se revele no pasará de ser un hecho aislado, cuando en verdad hace parte de toda una estructura criminal que se enraíza en la ciudadanía y se vuelve parte de la cotidianeidad como las vacunas y los robos.
Según el director de Corpades, Luis Fernando Quijano, los primeros informes de la noche del 30 de noviembre reportan que en sectores de Aranjuez y Belén, la explosión de la pólvora se mezcló peligrosamente con disparos de armas cortas y fusiles, sin embargo la autoridad de la ciudad más innovadora sólo da parte de los quemados y prontamente informará de los padres reportados a bienestar familiar, “pues su descuido es el culpable de que sus hijos hayan sido víctimas de la pólvora”.
Como ha hecho carrera en nuestro país siempre la soga se revienta por el lado más delgado, algo así sucede en este caso, en el que las autoridades han mostrado su ineficacia para desmantelar estas empresas criminales que en fechas especiales queman millones de pesos en pólvora, pero muy efectivas para sancionar a los ciudadanos que deslumbrados por el ruido y la luz mafiosa queman una chispita mariposa o echan un volador.