Casos como la parapolitica y la burocracia desmedida patrocinada de manera soterrada por el gobierno entre otros vicios, como el cohecho, te echo y te desecho; generó que varios “famosos” iniciaran la misión de querer aportar desde el Congreso de la República, cambios en la forma de hacer política, para optimizar la inmejorable calidad de vida de la mayoría de los colombianos. Siempre vamos hacia atrás, es inevitable. El país político es corrupto por naturaleza y la institucionalidad pública tiene cáncer terminal, es lenta, vetusta y paquidérmica, es incurable.
Con el inicio de las campañas para Cámara y Senado, aparecieron candidatos llenos de ganas y buena voluntad, porque de política y de estrategia electoral no saben nada. De manera ingenua, estos personajillos están siendo comprados por los grandes caciques de los bunker políticos para oxigenar sus cuarteles y seguir realizando las mismas prácticas, entre ellas el apasionante clientelismo, herencia vigente de uno de los padres de la godarría, el inteligentísimo Fabio Valencia Cossio, hoy Ministro del Interior.
Juanes por ejemplo, demostró su inexperiencia política cayendo y dejándose alienar del discurso culebrero y oportunista del fajaralonsismo. Juan Esteban Aristizabal alias “Don Juanes” y “Lonso” Salazar alias “Don Patrullero” se fotografiaron entre besos y abrazos con tal de hipnotizar a los seguidores del cantante. Pena ajena genera tanto folclor y politiquería. Quisiéramos saber qué piensa el cantante paisa sobre ese merecido puesto que ganó Medellín por ser la segunda ciudad más peligrosa del mundo, debido a que el primero se lo llevó Cali, de acuerdo con un medio de mayor cobertura. La responsabilidad de ese homenaje, la tienen los superhombres de Checho Fajardo y “Lonso” Salazar, quienes negociaron con la delincuencia de “Don Berna”.
Los famosos, integrantes de la pantalla chica, están convencidos de manera equivocada que con sólo aparecer en los medios de comunicación, en una que otra novela, en programas de farándula o en los deslumbrantes conciertos, ya tienen la tarea hecha. La realidad política es otra cosa y lo notarán cuando estén sentados en su subutilizada curul, si es que llegan. El control de sus patrones políticos, les impedirá realizar su ingenua buena voluntad, sino demuestran su total obediencia y sumisión.
Hasta ambiciosos resultaron estos “nuevones” políticos. El presentador de deportes Javier Hernández Bonnet, la actriz Aura Cristina Geithner, el futbolista Faustino “El Tino” Asprilla, y el actor Nicolás Montero quieren jugársela por una curul en el Senado de la República.
El primero obtuvo el aval por el Partido Conservador integrante del matiz del Gobernador Luis Alfredo Ramos, quien le tiene el hijo presentando los deportes en Teleantioquia Noticias, la Geithner se lanzará por el Partido Liberal (¿será la única liberal buena y bonita?, ojalá me equivoque); El Tino por la Alianza Democrática Nacional, ADN y Montero hará parte de la lista por el Partido Visionarios de Antanas Mockus.
Aunque estos nuevos candidatos pretenden ser una opción diferente a las demás, sus propuestas demuestran lo contrario. Son más de lo mismo, pero con distinto personal. Son como las canciones de Juanes, Shakira y Darío Gómez, después de dos tonadas el resto suena a lo mismo.
La Geithner, “El Tino” y Montero, carecen de propuestas claras y serias para liderar desde el Congreso de la República. Simplemente manifestaron un vago interés por participar en la actividad política. Como dicen en la calle: “con el desayuno se sabe como será la comida”.
Por el momento, y con el lema “ME CANSÉ QUE NOS METAN GOLES”, Javier Hernández Bonnet, manifestó que: “el deporte debe ser una herramienta para recuperar la seguridad urbana y así reconstruir el tejido social del país”. Dice que defenderá la clase media, quien es la más acorralada con las cargas tributarias…
El mismo discurso. La misma dinámica del politiquero que en campaña tiene que intentar alienar al electorado a través de promesas que muy difícilmente se cumplirán. Una cosa dirá Fernández Bonnet sobre los impuestos que paga la clase media, pero otra es la que ordena Uribe, su patrón, quien nos puso a comer mierda, pero si sigue en el gobierno, ahora nos la va a quitar.
Mala decisión la que tomaron estos teatreros de la farándula. Aunque es necesario, oxigenar el personal del Congreso, también es importante tener experiencia y sensatez, porque de lo contrario, estos pobres magos de quinta, sólo alcanzarán el oficio de los nuevos payasos del Circo de la Política.