Aumento del costo del IVA (posiblemente de un 16 a un 18% y/o el aumento de los productos grabados por éste), rebaja de los impuestos de las empresas de un 34% a una tarifa que oscile entre el 20 y el 24% para hacer más competitiva la producción nacional, (recuerdo que con un argumento similar se extendió la jornada laboral diurna hasta las 10:00 de la noche) esta medida acompañada de un aumento de la base gravable del Impuesto de Renta, que compense lo dejado de percibir por la reducción del impuesto de las empresas; aumento e igualación de las edades de jubilación de hombres y mujeres y gravamen a los dividendos. Es el resumen de las recomendaciones -¿ordenes?- hechas por los representantes de la OCDE que la semana anterior visitaron nuestro país.
De las recomendaciones la única que seguramente no suena mucho es la que se refiere a los dividendos, pues son los mismos gobernantes, de manera individual, personal, los grandes inversionistas en bolsa del país, el resto seguramente serán acogidas, pues para entrar al gran club internacional el margen de maniobra es mínimo.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico OCDE (OECD, sus siglas en ingles), es un estamento multinacional compuesto por 34 países entre ellos Alemania, Canadá, España, Estados Unidos, que ofrece un foro donde los gobiernos puedan trabajar conjuntamente para compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas comunes: “trabajamos para entender que es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental. Medimos la productividad y los flujos globales del comercio e inversión. Analizamos y comparamos datos para realizar pronósticos de tendencias. Fijamos estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas”. Dice su página web. Y cuando hablan de políticas públicas se refieren a la salud, la educación (la pruebas PISA, son un ejemplo de los sistemas de evaluación para las políticas), la seguridad alimentaria, el medio ambiente, entre otras.
Las recomendaciones que expresan los expertos que la representan entorno a las necesidades de países como Colombia, recuerdan las hechas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en las que siempre el desarrollo económico de los países se hacía a costa del sacrificio de las clases medias y bajas de las naciones, incentivando la inversión de los grandes capitales con el sacrificio de las políticas laboral, social y ambiental.
El actual gobierno colombiano ha mostrado un interés desmesurado en que el país sea aceptado en tan selecto grupo de naciones y conociendo el egocentrismo, vanidad y afán protagónico de nuestro mandatario no sería extraño que empezara a aplicar las “sugerencias” hechas por los expertos de la Organización, sobre todo si tenemos en cuenta que desde hace ya meses se habla de la necesidad de hacer una reforma tributaria “estructural” y que a propósito nadie sabe a qué se refiere eso de “estructural”.
Bien preocupante (e indeseada) es la visita de los representes de la OCDE, pues cada que al país llega comisión de un ente multilateral con fines Cooperativos, siempre terminan arrinconando más las políticas de bienestar social de los nacionales y feriando por poco nuestras riquezas a las empresas multinacionales.