Entre las montañas de cacao y café, bajo el cielo azul con una gran variedad de climas, se encuentra uno de los pueblos más mágicos del suroeste antioqueño. Ubicado a tan sólo dos horas de Medellín y con gran variedad de fauna y flora, los antioqueños tenemos una gran riqueza cultural y arqueológica que reposa en el municipio de Támesis.
Por: Juliana Hernández Franco
julianahernandez23@hotmail.com
Esta tierra fue fundada por Don Pedro Orozco y sus hermanos, además de su esposa Rafaela Gómez, el 25 de diciembre de 1858.
Támesis tiene dos corregimientos y 37 veredas que aún conservan las tradiciones paisas y permiten que sea un pedazo de cielo en la tierra, un lugar para conectarse con la naturaleza y conocer más del pasado en un museo a cielo abierto con más de 300 petroglifos en la época prehispánica, así como les digo, estas piedras talladas se encuentran en diferentes caminos de las majestuosas montañas tamesinas.
Si me preguntan por una sola cosa de Támesis no sabría que responder, es la tierra del verdadero significado de tesoros que reposan en un sólo lugar, y, que, por fortuna, aún son protegidos.
Sus paisajes desde La Virgen, los miradores del alto del Burro y Cristo Rey, el puente colgante en el camino de las flores, la nadada en Río Frío, la sentada a tomar tinto en el parque, las historias de La Oculta y Casablanca son lo que hacen de este destino el verdadero significado de turismo responsable y de calidad.
Imposible contarles más porque la verdadera fortuna de este municipio es poderlo caminar, oler y disfrutar. Así que pasen por aquí que entenderán porque Támesis es y será la “tierra del siempre volver”.