Entre los comentarios que he recibido en mi correo personal y en el blog, el siguiente de autoría de la persona que utiliza el seudónimo de Malinche me llamo bastante la atención. Importante compartirlo con ustedes.
Les cuento, este fin de semana fue muy productivo para otras personas. Me dieron varilla que da miedo, pero bueno ahí vamos. Entre los comentarios de un amigo que fue a conocer la Biblioteca de San Javier, por aquello de la transformación y la ciudad educadora que es Medellín, el fulano me hace el siguiente interrogante: “Oiga viejo, y si Fajardo es tan buen alcalde y ha cambiado la forma de hacer política, por qué Luis Pérez va a volver al poder? ¡Plop ¡
¿Quién le responde?
Por Malinche
En que pensaban los Alonsistas y su corte de bien pensantes Fajardistas cuando decidieron en un acto mediático realizar una ceremonia de imposición del bastón de mando de los pueblos indígenas a su candidato Alonso Salazar?
De manos de Una joven mujer blanca, con la mirada siempre complaciente de Eulalia Yagari, y ante una concentración de muy variada composición, pero desprolija de indigenismo, «el iluminado centro político» le propino una nueva bofetada a la resistencia de los pueblos indígenas del Cauca, utilizando su máximo símbolo como aval político a la candidatura consentida del Palacio de Nariño.
No se sabe que molesta e indigna mas: la repetida utilización histórica de los pueblos indígenas y sus luchas de resistencia, el desdibujamiento de la ASI como representación política de los indígenas o que este acto vergonzante acto sea promovido por la ciudadanía ilustrada que adviene como salvación para la ciudad de Medellín.
Lo mínimo que se espera es que la propuesta de Seguridad ciudadana de Salazar levante la bandera de la resistencia civil por lo barrios de Medellín y que con movilizaciones y mingas se dirima la gobernabilidad de la ciudad. O tal vez Alonso se permia viajar hoy mismo a Bogotá para encabezar con los cabildos del norte del cauca los actos de la marcha por la dignidad que partió de ese territorio hace ya varios días y que tiene como propósito un gran acuerdo nacional para promover un «levantamiento popular».
Esperamos pues que en próximos días la impostura indigenista que ha creado compromiso ciudadano se transforme en dignidad y rebeldía autentica, como lo demanda el actual poscolonialismo.