Después de la denuncia que hicieran varias estudiantes de comunicación social de la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, quienes revelaron la circulación de volantes con los que se solicitaban servicios sexuales bajo varias condiciones en contraprestación de un dinero extra, es necesario asumir sin vergüenza el ejercicio de la prostitución universitaria.
“Se buscan jovencitas bonitas entre los 18 y los 26 años, contextura delgada o bien operada, amables y positivas”, decía más o menos el volante publicitario.
La prostitución universitaria es un secreto a voces que se promociona entre los mismos estudiantes de universidades privadas y públicas de Medellín. La prostitución, camuflada en servicios de masajes, damas de compañía, prepagos y ahora “convenientes” se convirtió en otra opción laboral para hombres y mujeres, con el fin de cubrir las altas matrículas universitarias absolutamente exageradas que son desde años casi una estafa…