jueves, diciembre 26, 2024

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ESO SOMOS

Rosa-Elvira-Cely“Mijo trabaje y consiga plata y si no consiga plata”, “cómo se te ocurre ir hablando por celular por la calle”, “decimoprimer mandamiento, no dar papaya y duodécimo aproveche la papaya que le den”. Entre muchas otras, estas expresiones demuestran lo que somos, una sociedad oportunista que más que su beneficio, parece le interesa la descalificación del otro.

Particular y extrañamente nuestra sociedad se solidariza con el victimario, justificándolo desde todas las ventanas posibles, incluso, condenando a la víctima como en el caso de Rosa Elvira Cely quien según pronunciamiento de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, ella es la única culpable de que la hubieran violado, ultrajado y asesinado.

Y se da en todos los campos, el económico, el académico, el social, y en todas las esferas sociales y en todas las coordenadas geográficas, desafortunadamente eso somos.

Lo sucedido el pasado jueves 19 de mayo en el partido que disputaran el Atlético Nacional y el Rosario Central, es una muestra más de lo que hemos creado como colectivo social, no es un asunto de “calentura” es un asunto de respeto por el otro y por los otros.

Pero lo que realmente preocupa, adicional al comportamiento indignante de unos jugadores, uno de ellos llamado a representar al país en la selección Colombia en la próxima copa América que se jugará en EEUU, es la forma en que hinchas, ciudadanos de a pie, y adalides de la ética (llámense periodistas), justifican el actuar de las joyitas.

“Es que todo el partido nos hicieron insultos racistas”, “que es que nos miraban feo”, “es que son Argentinos”, “es que nos voleó el pelo” y una extensa lista de etcéteras, que por medios de comunicación y redes sociales buscaban justificar el reprochable actuar de Berrío, Moreno y Mejía, que a la postre fue el detonante para una hinchada ávida de violencia.

Y las autoridades de la ciudad, que se la han jugado por hacer del fútbol un espectáculo tranquilo no se han pronunciado, tampoco las autoridades que administran ese deporte, de hecho es más lucrativo tener jugadores de ese talante que generar unas sanciones ejemplarizantes que aterricen a estas vulgares “estrellitas”.

Mucho que hacer en un país que hoy habla de paz gracias a la desmovilización de uno de los agentes (no el único) que más aporta al alto grado de violencia que vivimos, pero igual todos deberíamos tener la claridad meridiana que para cambiar debemos asumir lo que somos y desde ahí generar las condiciones necesarias para que las próximas generaciones logren vivir en condiciones sociales diferentes a las que hoy vivimos, mientras tanto, sálvese quien pueda.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.